martes, 10 de noviembre de 2015

La traducción o el silencio


Ortega y Gasset dijo en una ocasión que una mala traducción es el mayor delito que existe. También un rumano llamado Mihai Ralea declaró que las prisiones deberían estar llenas de traductores. Creo que San Jerónimo, patrón de los traductores, no se hizo una idea de las repercusiones que tendría la versión de la Bíblia en latín. Sea como fuere, tuvo consciencia de ser una especie de puente sagrado, y su acción pudo ser tan deliciosa como catastrófica.

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